La paradoja es una fuente de fascinación infinita para este escritor. Demuele
cualquier presunción intelectual que pueda albergar. La noción de que una idea y
su opuesta puedan ser verdaderas es un desafío suficiente para la mente de uno;
pero que ambos tengan una raíz común, deja a la mente asombrada.
Al principio, uno siente que es la yuxtaposición de opuestos, esa es la fuente de
fascinación. A medida que uno continúa reflexionando sobre la paradoja, se da
cuenta de que es realmente la unidad omnipresente en la que los opuestos
paradójicos comparten su origen, lo que cautiva y agota la mente. Está más allá de
la mente. Está más allá del yo. En el lenguaje de la Filosofía Rosacruz, es la verdad
pura e incondicional del Espíritu de Vida. La fascinación del Espíritu de Vida lo
desconcierta, en el sentido más positivo de la palabra mistificación. Es donde se
encuentran los opuestos.
La mayoría de las personas encuentran paradojas en la lógica filosófica o las
matemáticas. Tales paradojas son las paradojas más profundas. Residen en la región
de las ideas germinales de la forma, en la subdivisión abstracta del mundo del
pensamiento. La región que linda con el Espíritu de Vida, por así decirlo. En
realidad, se puede encontrar alguna forma de paradoja en todos los estados del ser,
desde el pensamiento abstracto hasta la materia química.
La paradoja también se encuentra en todas las áreas del quehacer humano. Los
psicólogos analíticos tienen su enantiodrómica, un principio por el cual el énfasis
extremo en un principio en la psique de uno engendra la manifestación de su
principio opuesto. Es un ejemplo de simetría que emana del Espíritu de Vida: lo
bello, en la tríada de verdad, belleza y bondad. La astrología está plagada de
paradojas. Por ejemplo, una cualidad y su opuesto se pueden encontrar en el mismo
signo, y el punto fuerte de una persona suele ser también el punto más débil.
Irónicamente, mientras se escriben estas palabras, este escritor está reflexionando
sobre dos horóscopos casi idénticos (con minutos y unas pocas millas de distancia)
cuyos nativos están experimentando influencias astrológicas idénticas y activas con
consecuencias opuestas. Uno está experimentando insomnio, el otro narcolepsia.
Paradoja.
En nuestras vidas de aspiración espiritual, también encontramos paradojas. Es
importante para nosotros, porque se trata de nuestras vidas. La repetición
proporciona un buen ejemplo. Se exhorta a los aspirantes a la Fraternidad Rosacruz
a practicar la oración repetitiva, utilizando la Oración del Estudiante Rosacruz. El
propósito de esta actividad es construir, organizar y estructurar la porción del
cuerpo del alma del cuerpo vital. La naturaleza fluídica de los éteres que componen
el cuerpo vital está sujeta a los ritmos de la mecánica ondulatoria. Autoaplicación
cíclica en repetición, moldea el cuerpo vital. Vemos esto en cómo se forman los
hábitos. Los ciclos son el motor principal para la manifestación, el desarrollo y la
perfección en el esquema creativo divino. Hay ciclos dentro de ciclos, dentro de
ciclos, aparentemente hasta el infinito.
Un problema con la oración repetitiva, cuando se aplica al crecimiento del alma,
involucra la paradoja. Por un lado, si no estamos atentos a su ejecución, se vuelve
rutinaria y mecánica. Al hacerlo, disminuye la conciencia en un ejercicio destinado a
aumentarla. Por otro lado, si somos profundamente intencionales en su desempeño,
no solo tiene un efecto de construcción y organización, sino que produce una
creciente oleada espiritual de conciencia. Paradoja.
La repetición lineal, no cíclica, tiene su propia paradoja. Probablemente todos
hemos sufrido por conversaciones con alguien que se repite, en vano, con efecto
embotador. La repetición lineal, en manos de alguien que la usa sabiamente, es
poderosa. Si alguien, que es sabio y conocedor, usa la repetición, es prudente tomar
nota. Si ese alguien es Max Heindel, es casi obligatorio e incumbente a los
aspirantes rosacruces prestar atención.
Max Heindel ha dicho muchas cosas capaces de cambiar la vida de uno. Algunos de
ellos han sido repetidos varias veces, y merecen toda nuestra atención. Para este
escritor, una declaración repetida está por encima de todas las demás.
Sorprendentemente, este escritor nunca ha oído hablar de él a ningún aspirante
rosacruz. En El Concepto Rosacruz del Cosmos se afirma claramente: “...toda
conciencia en el Mundo Físico es el resultado de la guerra constante entre los
cuerpos de deseos y vitales”. Dado que la evolución de la conciencia es uno de los
fines principales de nuestra creación evolutiva, vale la pena seguir investigando
esta afirmación.
Antes de comenzar a estudiar este relato, parece prudente determinar si es al menos
superficialmente cierta. Para hacer esto, tenemos evidencia interna del Concepto
Rosacruz del Cosmos, y tenemos evidencia anecdótica de experiencias de vida. Estas pruebas son mínimas y cuestionables, pero son suficientes para justificar una
investigación más profunda.
Del primero tenemos el hecho de que el cuerpo de deseos está incesantemente
activo, tal como nuestra conciencia está activa. De esto último, sabemos que, cuando
experimentamos nuestros sentimientos más profundos e intensos, en el cuerpo de
deseos, como en las oraciones curativas, por ejemplo, somos más conscientes. De
ambos sabemos que cuando el cuerpo de deseos deja el cuerpo físico denso, porque
el cuerpo vital no tiene más energía para ofrecer, perdemos la conciencia en el
sueño.
Una forma de trabajar en temas de peso es con preguntas simples. Una de esas
preguntas podría ser "¿Por qué el cuerpo de deseos y el cuerpo vital están en
guerra?" Esta simple pregunta nos lleva a los cimientos del cosmos. La filosofía
Rosacruz, basada en muchas observaciones de muchos clarividentes entrenados,
enseña que el cosmos está compuesto de mundos que se interpenetran. Cada uno
de los mundos tiene funciones. Una de las funciones del mundo del deseo es la
motivación. La subdivisión etérica del mundo físico tiene una función de
vitalización, etc. Lo que no es tan obvio es que cada mundo está controlado,
equilibrado y compensado por los mundos adyacentes. El mundo del deseo está
controlado por el mundo del pensamiento por encima de él y amortiguado por la
subdivisión etérica del mundo físico por debajo de él. Se puede decir con precisión
que cada mundo tiene un carácter propio y que cada mundo complementa a los
mundos que lo rodean.
Cuando una entidad en evolución tiene suficiente experiencia de un mundo, puede
apropiarse del material de ese mundo en una forma para uso personal. A esas
formas personales las llamamos cuerpos, o vehículos de conciencia. Los humanos
tenemos cuerpos químicos, cuerpos etéricos, cuerpos de deseos y mentes concretas.
A medida que evolucionamos con la práctica y la experiencia, mejoramos nuestros
cuerpos. El cambio no es un asunto de una vez para siempre. Es un proceso
continuo, en forma y evolutivo. Parte del proceso es superar la naturaleza inherente
del mundo, de la cual esta se forma el cuerpo. Max Heindel nos dice claramente que
incluso en la subdivisión química del mundo físico, debemos dominar la sustancia
química en nuestra comida para asimilarla en nuestros cuerpos físicos densos. En la
medida en que podamos dominar la sustancia de un mundo en nuestros cuerpos,
podemos hacerlo nuestro. Nuestra experiencia con el cuerpo vital y el cuerpo de
deseos no es tan extensa como nuestra experiencia con el cuerpo físico denso. En
consecuencia, nuestro control del cuerpo vital y del cuerpo de deseos no es tan
completo como nuestro control de nuestro cuerpo físico. Esto significa que es más
probable que el cuerpo vital y el cuerpo de deseos expresen el carácter de los éteres
y del mundo de deseos más de lo que nos gustaría. Para los propósitos de este breve
ensayo, el carácter de los éteres y el mundo del deseo, con relación a nuestros
cuerpos físicos, puede expresarse en una palabra para cada uno. El carácter y
función de los éteres se puede resumir en la palabra vegetación, y la función del
deseo se puede resumir en la palabra animación. Sin restricciones ni limitaciones, el
cuerpo vital vegetaría sin fin. De manera similar, el cuerpo de deseos se animaría
incesantemente. Compartiendo una organización compuesta común, estos
elementos deben estar constantemente en guerra debido a sus propias naturalezas.
No tendremos paz hasta que hayamos vencido todos nuestros cuerpos y los
hayamos puesto a trabajar juntos.
Otra simple pregunta también puede mejorar nuestra comprensión de esta notable
declaración de Max Heindel. Es: “¿Por qué luchan el cuerpo vital y el cuerpo de
deseos?” La respuesta es simple y profunda. Es por el cuerpo físico denso, el cuerpo
químico, ese es el premio. El cuerpo físico es el vehículo de conciencia más
perfeccionado que poseemos. La conciencia es de lo que se trata, en la creación
evolutiva. La simple respuesta de que el cuerpo físico denso es el premio es cierta,
pero no es completamente satisfactoria. Queremos saber por qué es el premio, así
que debemos profundizar más.
¿Por qué el cuerpo químico es el premio? Nuevamente, hay una respuesta simple, el
crecimiento del alma. El crecimiento del alma es una parte microcósmica de una
gran actividad creativa llamada "espiritualización de la materia" en la filosofía
rosacruz. Dentro de cualquier estado de la materia existe el potencial de despertar
una nueva conciencia espiritual. El crecimiento del alma, dentro de la
espiritualización de la materia, es nuestro medio para lograr ese fin. La
espiritualización de la materia no es una actividad binaria de un solo paso en la que
un día algo es materia y al día siguiente espíritu. Es un proceso largo, lento y
cuidadoso. Lleva eones. En esta actividad hay una etapa intermedia, una etapa
espíritu-materia, llamada alma. El alma es el producto de una interacción íntima del
espíritu y la materia. Algunos dirían que el alma vive en el ser, en lugar de ser un
producto de la guerra. Sin embargo, ambos parecen ser ciertos. Cuando alguien
tiene alma, ese individuo tiene una comprensión íntima de la fuente del alma, por
haber vivido con ella.
El Ego, el espíritu triple, está enfocado en la mente concreta en este momento de
nuestro viaje evolutivo. A partir de ahí, funciona en tres estados de la materia (el
mundo de los deseos, los éteres y los productos químicos), y producimos tres
grados de material anímico. De la filosofía rosacruz aprendemos que el alma
producida por la interacción íntima con el mundo del deseo se llama alma
emocional. De manera similar, el alma producida en los éteres se llama alma
intelectual, y el alma producida en los químicos se llama alma consciente. A partir
de esto podemos empezar a ver por qué el cuerpo físico denso es el premio.
La aclaración llega a medida que entendemos el crecimiento del alma de manera
más completa. La filosofía Rosacruz enseña que el crecimiento del alma se logra
cuando el alma es absorbida y asimilada en el triple espíritu. La absorción es
cuando el material del alma es llevado al espíritu. Es el mismo uso que cuando en
nuestro idioma decimos idiomáticamente “él está absorbiendo conocimiento”. La
asimilación es cuando algo absorbido es llevado a su lugar apropiado. En fisiología
decimos que los azúcares absorbidos son asimilados por el cerebro y los aceites son
asimilados por el corazón. Para comenzar a comprender la absorción y asimilación
del alma, debemos tener al menos un poco de comprensión de la estructura de la
creación evolutiva.
La creación evolutiva es una proyección reflexiva. El triple espíritu proyecta su
creación a través de la lente de la mente, en el centro del ser, hacia los mundos
concretos de la materia. Es análogo a proyectar una imagen real a través de una
lente, producir una imagen virtual como lo hacemos en las clases de física o con un
proyector de imágenes en movimiento. Por ejemplo, el mundo de los deseos es la
proyección reflexiva del Espíritu Humano. Similarmente, los éteres son la
proyección reflexiva del Espíritu de Vida, y los químicos son la proyección reflexiva
del Espíritu Divino. Cuando el alma emocional es absorbida, se asimila al Espíritu
Humano, así como el alma intelectual se asimila al Espíritu de Vida, y el alma
consciente al Espíritu Divino. Esto es cierto tanto en el macrocosmos como en el
microcosmos humano. En esto podemos ver que el estado más profundo de la
materia, los químicos, se correlaciona reflexivamente con el estado más profundo
del espíritu, el Espíritu Divino. En esta relación podemos empezar a comprender
por qué el cuerpo físico denso es el premio.
En la Filosofía Rosacruz, la característica principal del Espíritu Divino es la
voluntad. La voluntad es la fuerza más sutil y poderosa del cosmos, tanto en el
macrocosmos como en el microcosmos. Se dice que el Espíritu Divino y el Espíritu
de Vida son reinos de espíritu puro. Son puros en el sentido de que son indivisos e
incondicionados en su ser. La verdad del Espíritu de Vida, como cuando Cristo
dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, es una verdad incondicional; mientras
que, las verdades del Espíritu Humano que son los principios de la subdivisión
abstracta del mundo del pensamiento son universales pero condicionados. La
voluntad del Espíritu Divino es pura e incondicional. Es la voluntad de ser, la
voluntad de ser cualquier cosa. En relación con el tema de este ensayo, es la
voluntad de conciencia. Toda conciencia en el cosmos se basa en la voluntad de
conciencia. Dado que el Espíritu Divino es alimentado por el alma consciente, y
dado que todo en la creación busca la conciencia, no es de extrañar que el cuerpo
físico denso, como fuente del alma consciente en el microcosmos, sea el premio.
Un asunto de esta magnitud de importancia plantea otra pregunta: "¿Cómo se
compone el alma consciente?" Max Heindel responde a esta pregunta en una
palabra: impacto. Cuando escuchamos la palabra impacto, pensamos en cosas como
autos chocando entre sí, o meteoritos golpeando la tierra, acciones de magnitud.
Estos eventos seguramente son impactos, y alguna forma de despertar es su
resultado, pero la palabra impacto significa mucho más. Durante millones de años,
la respuesta a algo de tan bajo impacto como la luz nos ayudó a producir el ojo, que
abrió nuestra conciencia a la magnífica realidad que es el mundo visible. En simple,
el alma consciente es el producto de la interacción directa con el mundo químico. Es
una actividad bilateral. Despertamos, mientras despertamos los minerales. Tanto el
agente como el objeto despiertan la conciencia en tal interacción, sin importar cuán
pequeño sea el incremento del despertar. Esta verdad de la Filosofía Rosacruz nos
da una visión diferente de la elevación de la conciencia que la que normalmente se
presenta a los buscadores. Normalmente se nos hace creer que la conciencia se eleva
al sentarse y meditar. En algunas etapas de desarrollo esa es una actividad
importante, pero sólo cuando es para procesar la sustancia del alma generada por la
interacción con el mundo externo.
No todo despertar de los minerales es una actividad directamente personal.
Extraemos, separamos metales de otros minerales, fundimos los metales y
fabricamos dispositivos para trabajar en otros minerales. Todas estas actividades
despiertan la conciencia en los minerales y extraen cualidades específicas de ellos.
Sin embargo, nuestra interacción más importante con los minerales es personal.
Cuando ingerimos minerales, como componentes de nuestra comida, y los
incorporamos a nuestros cuerpos, es una interacción especial. El Concepto Rosacruz
del Cosmos nos da la ley de la asimilación. Por ella sabemos que debemos dominar
nuestra comida para que forme parte de nuestro cuerpo. Los materiales de nuestra
comida permanecen en nuestros cuerpos mientras los mantengamos dominados.
Usamos la voluntad para desarrollar una mayor voluntad. Usamos la conciencia
para desarrollar una mayor conciencia. Existe una alquimia especial, mediante la
cual los elementos de nuestra comida se transforman al ser infundidos por nuestra
conciencia. Los elementos se espiritualizan y nuestros cuerpos se espiritualizan. Es
vergonzoso cuando yuxtaponemos estos hechos espirituales, con la forma en que a
menudo comemos, que a menudo es todo menos reverencial. Por supuesto, este es
un proceso lento y cuidadoso, como lo son todas las cosas en evolución. La
evolución es tan cierta como lenta. Es tan cierta, que ocurre, seamos o no
conscientes de ello. Incluso alguien en coma está amalgamando el alma consciente,
siempre que haya metabolismo.
¿Qué pasa con la conciencia misma? Experimentamos varias etapas y grados de
conciencia, pero no siempre somos conscientes de qué, o incluso dónde ello. Quizás
un ejemplo prosaico pueda ayudarnos a entender un poco estas cosas. Supongamos
que uno se corta el dedo y hay dolor. En el dolor, uno está consciente. El dolor
significa que se ha dañado un nervio. El nervio en cuestión transmite su condición
al cerebro. Del impulso del cerebro físico es llevado al cerebro etérico. Desde el
cuerpo vital etérico es transportado al cuerpo de deseos. En el cuerpo de deseos se
registra como sentimiento de dolor. Sentir es una de las funciones del cuerpo de
deseos. Algunos dirían que la conciencia del dolor está en el cuerpo de deseos. Eso
no sería completamente correcto. El cuerpo de deseos, como los demás cuerpos, es
un vehículo de conciencia. Es un vehículo para el Espíritu Humano, en el espíritu
triple, o Ego. La conciencia está en el espíritu, pero la conciencia en el espíritu es
diferente de la conciencia en los cuerpos. El espíritu no puede ser dañado de la
misma manera que un cuerpo puede ser dañado. El espíritu es invulnerable. La
conciencia en el espíritu es universal e impersonal. Es consciente del significado de
la experiencia, más allá del fenómeno de la experiencia.
Ahora que tenemos una comprensión mínima de la conciencia y está despertando,
podemos volver a nuestra declaración original de Max Heindel, a lo que significa
para nuestras vidas de aspiración espiritual. Hemos visto que, en última instancia,
toda la conciencia, la conciencia pura y básica, está en y del Espíritu Divino, el reino
del Padre. Como le encantaba decir a Max Heindel: “En Él vivimos, nos movemos y
existimos”. Podemos ver que la conciencia del Espíritu Divino es despertada y
alimentada por el alma consciente que se compone en la subdivisión química del
mundo físico, por medio de nuestros cuerpos físicos densos. Aplicando el principio
de analogía, podemos ver que la conciencia de diferentes grados y cualidades
puede ser despertada y alimentada por el material del alma compuesta en los
cuerpos correspondientes a los otros dos atributos del triple espíritu, es decir, en el
cuerpo de deseos y el cuerpo vital. En esto vemos otra faceta de la guerra entre el
cuerpo de deseos y el cuerpo vital. No tiene que ser una guerra, aunque debe ser
una actividad total. Ni siquiera tiene que ser un conflicto. En la trascendencia puede
ser un diálogo. El cuerpo de deseos es la proyección reflexiva del espíritu humano,
o Yo, y el cuerpo vital es la proyección reflexiva del Espíritu de Vida. Cuando
nosotros, en nuestra individualidad espiritual, comulgamos con Cristo en Espíritu
de Vida, estamos usando las contrapartes trascendentales de los participantes de la
guerra entre el cuerpo de deseos y el cuerpo vital. Nuestra capacidad de comulgar
con Cristo es consecuencia de nuestra vigorosa participación en la batalla entre el
cuerpo de deseos y el cuerpo vital. Max Heindel amaba La Imitación de Cristo de
Thomas Á Kempis, que está escrita en forma de este diálogo interior. Cuando nos
comunicamos con Cristo, estamos usando los atributos del espíritu para dirigir la
interacción entre el cuerpo de deseos y el cuerpo vital. Podemos hacer esto en
nuestras retrospecciones al confesar a Cristo. Hacer esto es análogo a usar la
voluntad del Espíritu Divino para vencer la materia química y componer un alma
más consciente para nutrir al Espíritu Divino. Esto es práctico, con practicidad
trascendental. Los místicos son a menudo considerados poco prácticos. Max
Heindel, un místico consumado, usó la palabra eficiente tanto como lo hace un
consultor de producción. Aplicar el diálogo interior divino a la guerra entre el
cuerpo de deseos y el cuerpo vital – y recibir recíprocamente el producto del alma,
es eficiencia de primer orden. También es una experiencia gloriosa y edificante en la conciencia.
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